"La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida".
Erich Fromm
Nadie dijo que fuera fácil tener esperanza. Y, sin embargo, no hay nada más sencillo que el conservar la ilusión y dejarse llevar por una despreocupada confianza en la vida.
Una esperanza colmada de estoica paciencia a la que, sin embargo, y gracias a nuestra condición humana, se le permite quebrarse imprevisiblemente si rompemos a reír o a llorar, pues se dice y se comenta que vale la pena hacerse añicos por esos dos sentimientos.
Una esperanza colmada de estoica paciencia a la que, sin embargo, y gracias a nuestra condición humana, se le permite quebrarse imprevisiblemente si rompemos a reír o a llorar, pues se dice y se comenta que vale la pena hacerse añicos por esos dos sentimientos.
Y la mejor forma de sobrevivir a la esperanza (y a nosotros mismos) es detenernos un momento a respirar el presente, frenar en seco y alejar la angustia del pasado o el caos venidero. Cultivar el arte de la paciencia activa, de la espera productiva inmersa en el Aleph; de la codiciada, anhelada y rara vez confesada, paz interior. Y experimentar de ese modo lo que decía William Blake: "podemos ver el infinito en un grano de arena, y la eternidad en una flor".
La esperanza de un cambio espontáneo y la confianza en el resultado de nuestras acciones. El convencimiento de que, per fortuna, l'orizzonte non è limitato.
Una esperanza latente en nuestro interior que, sin darnos cuenta, nos sonríe y nos guía hacia un puerto seguro.
La esperanza de un cambio espontáneo y la confianza en el resultado de nuestras acciones. El convencimiento de que, per fortuna, l'orizzonte non è limitato.
Como diría Nietzsche, "La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre".
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